El páramo de Ocetá es, para mí, el lugar más bello que vi en Colombia. Después de 4 meses en este país y de visitar 12 de sus 32 departamentos e infinidad de paisajes, este lugar me cautivó como ningún otro.
Las fotos de este artículo no hacen justicia a la belleza del lugar, pero espero poder transmitirte lo que esconde un paisaje tan prístino a 4000 metros de altura, y lo que sentí al estar ahí.
Sin embargo, te invito a que, si estás de viaje por Colombia, no te pierdas el páramo de Ocetá, el lugar más bello de Colombia, y se dice también, el páramo más hermoso del mundo.
Colombia tiene más de la mitad de los páramos del mundo; el resto están en Ecuador, Venezuela, Costa Rica, algunos en África y también hay en Papúa e Indonesia.
¿Qué es un páramo?
Un páramo es un ecosistema alpino que se encuentra en zona tropical, con vegetación carente de árboles, pero sí arbustos, y que está entre los 2800 y 5000 metros de altitud.
En los páramos nacen los ríos, ya que son zonas de gran retención de aguas. En verano y en épocas secas, son de gran ayuda ya que abastecen de agua las ciudades y pueblos de altitudes inferiores.
Los páramos son regiones de mucha lluvia, humedad y frío. Poseen aguas puras, lo que tiene un papel importantísimo en el suministro de agua. En Colombia, los páramos abastecen de agua al 80 % de la población.
¿Dónde se encuentra el páramo de Ocetá?
En el departamento de Boyacá, cercano a la capital colombiana, encontramos la ciudad de Sogamoso. A 20 km de ésta, se halla Monguí, un pintoresco pueblo del que os hablaré al final, y desde Monguí se accede al páramo de Ocetá caminando.
Los muiscas, el pueblo indígena de esta región colombiana, son los que han habitado este páramo durante cientos de años y siguen haciéndolo a día de hoy.

Lupinus morado
¿Qué veremos en el páramo de Ocetá?
Los protagonistas indiscutibles de los páramos son los frailejones, los hay plateados, amarillos y blancos.
Los frailejones son plantas con un tronco grueso formado por las hojas secas que lo protegen, y con una roseta de hojas suculentas y velludas en lo alto. Crecen 1 cm por año. En este páramo hay frailejones más altos que yo, lo que indica que pueden vivir varios siglos. El tronco conserva agua.
También este páramo cuenta con el mayor número de especies de orquídeas de Colombia.
En el páramo abundan también los lupinus morados, los líquenes y musgos adheridos a la roca, los helechos, las gramíneas y los senecios amarillos.
La vegetación de los páramos debe adaptarse a las condiciones extremas de estas latitudes, que implican mucha radiación solar pero también temperaturas muy bajas. Las hojas gruesas, los pelos y las rosetas gigantes, son características de las especies que viven aquí y que les ayudan a retener el agua y también el calor.
Las rocas son importantes también en el páramo.
En Ocetá encontraremos la Caja del Rey, un enorme monolito de 8 metros de altura; o bien la Ciudad de Piedra, un callejón de 100 metros de largo formado por grandes rocas de hasta 15 metros y cuevas, que asemeja a una ciudad.
Hay lugares verdaderamente mágicos en este páramo, como son la laguna Negra o la cascada de Penagos. Como digo, las fotos no hacen justicia al lugar. Ni mi cámara, ni mi teléfono de ese momento hacían fotos de calidad, eso sumado al frío que pasé, me impidieron tomar fotos en condiciones.

La cascada de Penagos
En cuanto a la fauna, es más difícil de ver, pero hay muchos conejos sabaneros, ranas, colibríes, águilas y por supuesto el gran Cóndor andino.
Si tenemos suerte también podremos divisar algún ocelote (felino mediano), guatines o el venado de cola blanca.

La imponente Caja del Rey
Cómo visitar el páramo de Ocetá
Vamos a lo más importante, cómo visitar el páramo de Ocetá para tener la mejor experiencia, tanto para nosotros como para el lugar, sin dañar este ecosistema único.
El páramo de Ocetá no se puede visitar por libre, debes ir con un guía.
Si visitar el páramo de Ocetá ya es una experiencia fascinante, hacerlo con Maruja Soto, mujer muisca y guía del lugar, es especialmente enriquecedor.

La Maruja y yo al lado del unas rocas con dibujos muiscas
Maria Eusebia Soto es conocida como ‘La Maruja’ y vive en Monguí, nació y creció aquí, así que conoce el páramo como la palma de su mano.
En el alojamiento donde me estaba quedando en Sogamoso, me hablaron de ella cuando les comenté que quería visitar el páramo, y reservé la visita con ella.
Igualmente ella solía tener una caseta de información en la plaza principal de Monguí y todos la conocen. No tendrás problemas en dar con ella.
Maruja es poeta y se certificó como guía para poder llevar a gente a visitar el lugar que tanto ama y conoce, el páramo de Ocetá.
A mí me costó 30.000 pesos en julio de 2018, pero entiendo que el precio habrá aumentado desde entonces.
El punto de partida de la excursión es el pueblo de Monguí. Allí te esperará Maruja.
En mi caso, hice la excursión con dos parejas de holandeses. Maruja nos hizo entrar a una pastelería-cafetería en la plaza principal, donde comimos algo para empezar el día con energías y entrar en calor. Después de eso, emprendimos las 8 horas de caminata que dura la excursión.
Empezamos a salir del pueblo adentrándonos poco a poco en los campos y caminos mientras ella nos iba explicando costumbres e historias de los muiscas. La altura iba subiendo y con ella la fatiga. Aunque no se me hizo duro en ese aspecto, hay que tenerlo en cuenta, se llega hasta los casi 4.000 metros, por lo tanto, la falta de oxígeno y el mal de altura pueden causarte alguna molestia.
Para mí lo peor fue el frío. No fui preparada. Maruja fue muy amable y me prestó un gran chubasquero que al menos me protegió de la lluvia, aunque estéticamente pareciera un esperpento.
A medida que íbamos subiendo al páramo, la vegetación y los paisajes eran más y más espectaculares. En mi caso nunca había visto algo así. La belleza era de otro mundo.
Comimos en una cueva refugiados de la lluvia, y el punto álgido fue llegar a la cascada de Penagos. Pero el frío, el viento y la lluvia sólo me permitieron sacar una foto y mal hecha. Tenía las manos congeladas y el viento era muy intenso. Sin embargo, fue el momento culminante donde me sentí inmensamente afortunada de poder ver con mis propios ojos un lugar tan sobrecogedor.
Esta fue mi experiencia con Maruja, pero hay varias empresas que realizan esta excursión y también con guías muiscas como ella. De hecho, algunos de sus familiares también llevan a gente al páramo. Cuando estés en Monguí o en la zona, te puedes informar. Aun así, si me escribes, te mando el teléfono de Maruja para que puedas contactar directamente con ella.
Recomendaciones para visitar el páramo de Ocetá
Yo pasé mucho frío, por no ir preparada, así que si lees esto antes de visitar el páramo de Ocetá, hazme caso, aunque estés pasando calor en la ciudad y no veas ni una nube en el cielo, lleva ropa de abrigo cómoda y ropa impermeable para la lluvia.
En el páramo las temperaturas oscilan entre los 0 y los 20ºC, llueve, y llegarás a los 4.000 metros de altitud. Además, hay barro y zonas pantanosas.
Lleva buen calzado de montaña que sea impermeable, y ropa que abrigue y no deje penetrar el agua. Yo creo que un gran chubasquero es ideal, porque además podrás proteger tu mochila también. No está de más que lleves algo extra de ropa por si debieras cambiarte después. Yo terminé llena de barro hasta las rodillas.
La excursión dura unas 8 horas, en altitudes considerables y con frío, lluvia y mucha humedad. Aun así, puede que tengas un día más soleado, en ese caso, usa protección solar y gorro ya que también por la altura, en esas latitudes el sol quema más.
No hace falta mencionar que es importante que lleves agua y comida para todo el día.

Con el chubasquero extragrande que me prestó Maruja, posando al lado de enormes frailejones
Monguí, la puerta de entrada al páramo
Monguí es el pueblo más cercano al páramo de Ocetá y desde donde empezarás la excursión, así que no está de más que también puedas conocerlo.
Yo no me hospedé en Monguí, sino en Sogamoso, a 20 km de distancia, pero visité Monguí durante un día además de la tarde del día que hice la excursión al páramo.
Sea como sea, este pueblo pintoresco no es muy extenso y podrás recorrerlo fácilmente. Es conocido por la fabricación de balones de cuero. Desde hace casi 100 años, varias familias de Monguí cosen balones de cuero que seguro podrás ver en las tiendas mientras das un paseo por el pueblo.
Y hasta aquí mi experiencia en el páramo de Ocetá, un lugar que no deberías perderte si viajas a Colombia. ¿Conoces algún otro páramo? Cuéntamelo en los comentarios.
Aquí puedes ver una pequeña entrevista a La Maruja en el páramo.
Te aconsejo que siempre viajes con seguro, aquí puedes contratarlo.
Si decides alojarte en Monguí, puedes buscar alojamiento aquí. Yo me alojé en Sogamoso, en la Finca San Pedro.
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