Después de dos semanas en el norte de Tailandia y de unos días de playa en Ao Nang y Railay (ambos lugares muy turísticos), quería perderme unos días en alguna isla solitaria, algún lugar adonde no llegara todo el mundo.
Ko Yao Noi es una pequeña isla del mar de Andamán, cercana a las famosas Phuket o Ko Phi Phi. Noi, en tailandés, significa norte, y es que también existe Ko Yao Yai, la isla sur.
No creo que olvide mis días en esta isla, ya que para mí se ha convertido en mi pequeño paraíso particular en Tailandia. Os presento a Ko Yao Noi, o donde ser casi la única turista del lugar.
¿Y qué tiene Ko Yao Noi para que sea especial?
La autenticidad.
Ko Yao Noi tiene unos 4500 habitantes, la gran mayoría musulmanes suníes, no tiene una gran infraestructura hotelera, dispone de un solo supermercado y dos cajeros automáticos.
Y esto, hasta que dure, la hace especial, porque sus habitantes todavía se sorprenden al ver a un turista, y así fue en mi caso.
Llegada a Ko Yao Noi
Llegué sobre las 12 del mediodía en una lancha procedente de Ao Nang, creo recordar que éramos 5 occidentales en la lancha y unas 30 mujeres musulmanas con sus hijos. Ahí ya me di cuenta de que Ko Yao Noi iba a ser diferente a lo que había visto hasta el momento.
Me alojé en un bungalow frente a una de las playas de la costa este de la isla. Cuando me di cuenta de las vistas no me lo podía creer, y las ganas de ponerme el bikini y zambullirme en el mar eran inmensas…además ¡la playa estaba desierta! Pero… ¿podía bañarme en bikini en una isla donde todas las mujeres llevan el cuerpo tapado (brazos, cabeza, piernas, algunas incluso la boca)?
Después de dejar mis cosas salí a explorar la isla. Me dirigí a la playa delante de mi bungalow, y repito, no había nadie. La vista era espectacular, arena blanca, agua de color turquesa y de frente, a lo lejos, islitas y promontorios rocosos que parecían de película. Después de dudarlo un poco coloqué mi pareo en la arena y me dispuse a quitarme la ropa, pero vi un hombre sentado en un columpio (hay muchos columpios colgados de las palmeras). Así que desestimé la opción y simplemente me senté, pero el calor apretaba, y al cabo de 5 minutos me levanté y me fui.
Decidí alquilar una motocicleta a pesar de nunca haber conducido una, pero cuando entré en la tienda y vi que el vendedor iba en silla de ruedas algo en mi interior me dijo que no lo hiciera, así que me hice la despistada y le pregunté por los precios, me vio dudar y me dijo que tenía una bici eléctrica por si acaso no me atrevía con la moto. ¡Genial!
Aproveché para preguntarle si podía bañarme en bikini ya que estaba en una isla musulmana y además los tailandeses se bañan con ropa. Me dijo que no había problema pero que si debería vestir con respeto fuera de las playas. También me habló del tsunami del 2004 y es cierto que en toda la isla había carteles de aviso por si volvía a ocurrir.

La bici que alquilé
Recorro Ko Yao Noi en bici eléctrica
Hablando con el chico que me alquiló la bicicleta sentí que esta isla era diferente, aquí no había estrés, no había prisa, la gente era más sencilla y el hecho que el turismo masificado no hubiera llegado todavía a este pedacito de tierra, mantenía la naturalidad de la gente, tan alterada en otros lugares del país.
Con la bici todo cambió, recorrí la isla entera bajo un sol que derretía el acero, pero gracias a esta pude llegar a playas aisladas y pueblecitos del norte.
Esta vez sí que encontré una playa donde pasé dos horas tomando el sol con la única compañía de los cangrejos, que iban y venían de sus agujeritos en la arena, y cuando me acercaba a la orilla para bañarme corrían todos asustados a esconderse. Me causaban mucha simpatía.
Mientras recorrí la isla, la gente me saludaba, los niños me decían ¡hello! y todos, adultos y niños, me sonreían. Era la primera vez que me ocurría algo así en Tailandia.
Normalmente sonreímos a nuestros familiares, amigos o conocidos. En la cultura occidental, sonreír a un desconocido podría interpretarse como un flirteo. Aquí en Tailandia, y en especial en Ko Yao Noi, me harté de sonreír, que bien sienta, ¡y que bonito es!

Paisajes de Ko Yao Noi

Cangrejo en la arena. Por las noches había miles
El mejor pad thai hasta el momento
Otra de las cosas que me fascinaron fue la llamada a la oración desde la mezquita. Como he comentado, Ko Yao Noi es una isla musulmana, y cinco veces al día el almuecín convoca al pueblo para que acuda a la oración. Cualquiera que haya estado en un país árabe sabrá de lo que hablo, y para mí, es algo mágico.
El momento del llamamiento al rezo en una isla silenciosa como Ko Yao Noi es indescriptible.
En un momento de la tarde el cielo se puso negro y parecía que iba a caer un temporal, y aunque quería ir a mi bungalow a ducharme y cenar tranquilamente, el tiempo me obligó a parar y entré en un restaurante, o lo que en Ko Yao Noi eran 4 mesas sucias, y un mostrador sin ningún alimento. Pero al parar la bicicleta, la madre y sus 4 hijas me sonrieron y me ofrecieron sentarme. Les pedí una coca cola, no tenían; Sprite, tampoco; cerveza ya ni pregunté (es una isla musulmana y sólo la sirven en ciertos hoteles o lugares) así que me dieron agua.
Para pedir un plato vegetariano estuve como 10 minutos, no hablaban inglés, pero gracias a la niña pequeña le pude hacer entender que quería verduras y “no meat, no fish”.
Pareciera como si hiciera horas, o incluso días, que nadie iba a comer ahí. La madre salió con su moto a comprar los ingredientes, regresó, cocinó, y en media hora tenía en mi mesa uno de los mejores pad thais que he comido en Tailandia.
Pagué lo que serían 1’5 euros al cambio y esa familia hizo lo posible para que yo pudiera comer. Y con ese dinero y quizás siendo yo la única clienta del día, esa mujer alimenta a 4 hijas.
Gatos en Ko Yao Noi
El día siguiente fue más tranquilo, me escapé con la bici en busca de playas escondidas, y las encontré, pero la marea había subido y no había arena…así que pasé el resto del día leyendo, escribiendo y jugando con las decenas de gatos que me encontré.
Siempre llevo comida de gatos conmigo, ya que veo muchos necesitados, pero claro, le das a uno y aparecen veinte. Mi bungalow se llenó de gatitos que querían su parte de comida. Me hubiera llevado la mitad, al menos al veterinario, muchos están enfermos, algunas gatas preñadas, etc.
Y todos, o casi todos, están faltos de cariño.
Estar con gatos fue un regalo, porque estaba sola, y ellos fueron mis amigos en este pequeño paraíso.

Gatitos en mi bungalow

Mi casita en la isla
Alojarme en albergues había hecho que nunca estuviera sola pero en Ko Yao Noi disfruté de la soledad que añoraba y que vine buscando. Eso sí, después de varios días tocaba descubrir otra isla. Ko Lanta me esperaba para cautivarme sino igual, aún más que Ko Yao Noi.
- Esta es una de mis islas favoritas del sudeste asiático, si quieres saber cuales son las otras, clica aquí.
- Me hospedé aquí.
Post escrito en 2014 el cual he decidido dejar en el blog porque forma parte de mi historia. Seguramente, Ko Yao Noi habrá cambiado mucho en todos estos años, pero este relato de lo que era esta pequeña isla en 2014 quedará para el recuerdo. También yo he cambiado, y lo veo claramente en estas líneas, pero esa fue la experiencia de mi primera vez en un país como Tailandia.
Ya en 2023, releyendo este artículo, me gustaría añadir una anécdota que me pasó en el barco de vuelta de Ko Yao Noi a Ao Nang. El barco había parado previamente en la isla sur, Ko Yao Yai, y ya llevaba pasajeros. Uno de esos pasajeros era un chico ucraniano con quien estuvimos hablando durante el trayecto hasta llegar a tierra firme. Me comentó que era músico y que había pasado unos días en la isla Ko Yao Yai porque ahí se encontraba uno de los mejores masajistas de Tailandia.
Una vez llegamos a puerto, me escribió su nombre y su email en un papelito, se llamaba Estas Tonne. Nunca más supe de él, nunca le escribí.
Años después, encontré el papelito arrugado en casa de mis padres. Busqué su nombre en internet y la sorpresa que me llevé fue bastante grande. Resulta que es un extraordinario guitarrista que da conciertos en todo el mundo. Tiene más de 800.000 suscriptores en You Tube. Empecé a escuchar su música y me parece formidable, mágica y cautivadora. Te animo a que le escuches aquí.
Una de las cosas más asombrosas de los viajes, es la cantidad de sucesos y encuentros peculiares que se dan. Tengo una larga lista, algún día escribiré un post sobre ello.
Que maco!!!!!! ho descrius tan be, que em sembla que ho estigui vinvin, espero que et recuperis aviat i puguem anar seguin i aprenen del teu viatge, cuidat molt
Gràcies!
que chulo Iris!! Sigues haciendome soñar! Gracias!!!
¡Gracias Laura! Me alegro que te guste 😉
<3 seguro que para esos gatos fuiste lo mejor que se pudo cruzar en su camino! Espero que disfrutes "Ko Lanta" tanto o más que "Ko Yao Noi"! Veggie kisses!!!
Gracias. Ko Lanta fue también una maravilla. ¡Saludos!
Iris impresionant, es una maravella llegir els teus relats, fascinant. Orgullós d aquesta neboda tant aventurera. Segueix així Iris, molts petons i desitjant el teu proper escrit.
Gràcies tiet! A veure si publico més sovint! Una forta abraçada a tots!
🙂
Hola Iris, Tal com ho expliques a de ser preciós. anire seguin el teu viatge.
Una abraçada i un peto
Gràcies Rosa! Una forta abraçada per a vosaltres també!
Hola Iris! Estoy en Tailandia y voy a ir en los próximos días a Ko Yao Noi y Koh Yao Yai. He leido en algún otro blog que no hay playas bonitas porque las cubre la marea y cuando ésta baja son fango y roca, sin embargo en la primera foto que publicas y en otras que he visto no me parece que sea así…
Hola Marcos, ¿a qué Ko Yao fuiste finalmente? ¿A las dos? Es cierto lo que cuentas de la marea, pero es depende de las horas y días… yo tuve suerte el primer día y el tercero pero en el segundo no, estaba todo cubierto por la marea… lo mejor es estar unos cuantos días así tienes suerte seguro.
Un saludo 😉